«La desilusión no es más que la desaparición repentina de una certeza»
-María Aurèlia Capmany
Queridos(as) lectores(as):
Recientemente hemos estado escuchando y leyendo mucho respecto a Shakira y el tormentoso desenlace de su matrimonio con el ex-futbolista español (catalán para que no se enoje) Gerard Piqué. Esto no se trata de «echar el chal» (expresión mexicana que se refiere a estar contando el chisme), de hecho no sirve de nada hablar de más sobre cosas que se han presentado más que notorias. En el caso del ex-futbolista del Barça de España, se le ha visto «relajado» y como si no pasara nada, aunque claro, no han faltado las oportunidades para «bromear» o hacer algún comentario (in)oportuno respecto a lo que está pasando. Recordemos brevemente que la relación con la cantante colombiana llegó a su fin por una supuesta infidelidad por parte de él. Una relación que tiene de por medio a dos pequeños niños y años de aparente (y envidiable para muchos) estabilidad y «amor».

Lo que más ha llamado la atención es la manera en que Shakira ha encontrado y ha echado mano de ello para sacar y compartir el tremendo malestar emocional que carga. A ver, no se trata de ponerse de un lado ni de criticar los modos y las maneras, porque ya hay «bandos» que están a favor de uno o de la otra. No han faltado comentarios del tipo «hay que pensar en los niños que la han de pasar mal también». Me parece que ninguno de los 4 involucrados la pasa bien y cada uno lleva este proceso de duelo, porque es eso, a su modo.
Antología de la decepción
Si bien es cierto que Gerard Piqué no es exactamente un personaje muy querido por todos, ya que incluso tiene sus detractores en la propia comunidad culé, ningún personaje público está exento de la polémica. La propia Shakira ha sido objeto de ataques que van desde su físico, el cambio de estilo musical, los distanciamientos originales de sus primeras canciones hacia las nuevas exigencias de marketing, etc. Pero, una vez más, lo que más llama la atención es lo que su música ha comunicado muy recientemente. Se dice que el catalán le había estado «poniendo los cuernos» (siendo infiel) desde hace años. Aquí no se trata de que si lo sabía la colombiana o no, sino lo que las letras de sus últimas canciones Te felicito, Monotonía y ahora BZRP Music Session #53, están compartiendo con el mundo.

Como decía, ya existen bandos que atacan o defienden lo hecho por Shakira, sin embargo, hay que entender que, tal como decía más arriba, cada quién encuentra el modo de lidiar con procesos tales como el duelo. La cantante, y no es nuevo, justamente ha utilizado la música y su voz para ello. Eso se llama sublimar. Para Sigmund Freud, la sublimación es un mecanismo de defensa de la psique que facilita la transformación de nuestras pulsiones que están en conflicto hacia una realidad tangible, pero sobre todo, expresable. En el caso de la colombiana, todo el dolor, la tristeza, la desilusión y demás sentimientos negativos, en vez de que se tornen contra su salud mental, ella los proyecta en sus canciones. Ya lo decía, no es la primera vez que lo hace ni tampoco la única persona. Todos sublimamos constantemente los sentimientos que traemos atravesados de maneras distintas. De hecho, el arte es resultado de la sublimación.
Espejo de silencios
Ahora bien, apartándonos de la triste y lamentable situación que están pasando estos personajes, desde que salieron las primeras manifestaciones de lo ocurrido, muchas personas han ido «eligiendo» un bando, nada raro cuando se trata precisamente de situaciones y personajes públicos. Tampoco es tan superficial como mucho «intelectual» pretende sentenciar, ya que han habido casos en la Historia del Pensamiento en que grandes pensadores, hombres y mujeres, se han dado con todo con cartas, escritos, poemas, canciones, arte plástico, etc. Pero, ¿qué estamos expresando con ello? Un proceso muy interesante de identificación, pero lo que es todavía más interesante (y preocupante) es cuando uno aplaude, felicita, venera del personaje público pero que en su vida es incapaz de hacer. Por poner un brevísimo ejemplo: hay quienes están del lado de Shakira elogiando que «esté poniendo en su lugar a Piqué», pero que no se atreven a hacer lo mismo en sus relaciones con quienes les están haciendo pasarla tan mal.

Hay que considerar que estos fenómenos sociales funcionan como espejos de silencios en cuanto a quienes se ven reflejados en ellos. Y sí, es algo perfectamente normal y se le conoce como transferencia: depositamos algo de nosotros en el otro, aunque ese otro no sea precisamente en quien estamos pensando (inconscientemente). Hay quienes dicen «no te proyectes». Y sí, justo es la oportunidad de sublimar con halagos y/o quejas lo que estamos callando, defendiendo nuestra propia psique o mente, aunque no estemos haciendo realmente nada para cambiar las cosas. El otro, en este caso Shakira, pone las palabras y las acciones que no nos atrevemos a expresar o hacer por nuestra cuenta.
Ojalá que estos personajes encuentren pronto paz y calma, y que el duelo no les haga perder la esperanza.
