¡ADVERTENCIA!
Si no has visto la película, en esta entrada encontrarás spoilers.
Queridos(as) lectores(as):
Sin lugar a dudas, Joker (2019) es por mucho una de las mejores películas que se han filmado en la historia. No sólo por la gran actuación de Joaquin Phoenix (quien apuesto lo que quieran a que se lleva el Oscar), sino por el recorrido del personaje hacia la psicosis (o la locura).
Arthur Fleck es un hombre cualquiera que padece trastornos mentales. En esencia es una buena persona, a quien su madre siempre le ha dicho que su destino es hacer sonreír a la gente. Sin embargo, como todo cuadro de depresión, Arthur realmente «nunca ha sido feliz en su miserable vida». Es por ello que toma medicamentos y visita a una trabajadora social. Ésta última le pide que lleve a sus sesiones una clase de diario, en donde apunte algunas cosas de lo que piensa a diario.
En un principio, Arthur le pregunta a la trabajadora social si es sólo él o si es que realmente todo «parece que está muy mal afuera», a lo que ella le contesta que en efecto, «son tiempos difíciles». A partir de ese momento, vemos una serie constante de abusos contra Arthur, desde una paliza que le dan unos adolescentes, las burlas de sus compañeros de trabajo, el constante «tú eres raro». Es perfectamente entendible que la audiencia se ponga de lado del pobre Arthur.
Espero que mi muerte tenga más sentido que mi vida
Como ya lo hemos dicho, Arthur padece, entre otras cosas, una severa depresión. Pero lo que nos llama la atención es su risa, una risa que es imposible para él de controlar y que de cierto modo es respuesta a momentos de ansiedad y desesperación. De hecho, en la escena del niño en el camión, él le da una tarjeta a la madre donde se informa que es por una enfermedad la risa insoportable. Podríamos decir que es una defensa contra su propio dolor. Esto nos recuerda a «ante los problemas, muestra una linda sonrisa», pero no es más que intentar tapar el sol con un dedo.
La ira contenida por Arthur es cada vez más incontrolable. «Teme del hombre que calla». En un momento de la historia, un colega de él le ofrece una pistola para «que se cuide», misma que no quiere aceptar en un principio Arthur, pues «él no debería tener un arma». Durante una presentación que hace en el hospital infantil, la pistola se le cae y queda expuesta ante los ojos de los niños y enfermeras. Eso provocará su despido. Desolado, toma el metro camino a casa, donde será testigo del acoso de unos jóvenes a una mujer. Aunque no hace nada al principio, su ansiedad da paso a su risa, misma que incomoda a los jóvenes, quienes se empiezan a burlar de él y luego comienzan a propinarle una paliza. Y sin esperar más, Arthur les dispara, dándoles muerte.
Asustado, Arthur sale corriendo del metro y termina encerrándose en un baño. En ese lugar vemos lo que será el goce tras lo que hizo, y tras practicar un poco de yoga (no un baile, como muchos dicen), encuentra la calma. Lejos de sentirse culpable, más bien lo disfrutó. La estructura neurótica funcional tiene como característica el sentir culpa, mientras que en la psicosis no hay tal cosa.
Usted nunca me escucha
Tras el asesinato de los jóvenes, se desata en Gotham lo que parece ser un movimiento contra los ricos, ya que Thomas Wayne dirá que «sólo un payaso pudo cometer algo tan terrible contra gente que le ha ido mejor en la vida». Aquí podemos apreciar cómo el resentimiento social se desata a partir de un hecho aislado. Muchos salen a la calle a protestar con letreros y gritos. Leemos consignas del tipo «muerte a los ricos», pero hay una que llama más la atención: «Todos somos payasos».
Pero volvamos al último encuentro que Arthur tiene con la trabajadora social; ahí ella le dice que por motivos presupuestales, van a cerrar varios departamentos, incluyendo el suyo. Notamos a Arthur molesto, mismo que le recrimina que ella «nunca lo escucha», que siempre le hace las mismas preguntas, especialmente «si él tiene pensamientos negativos», cosa que contesta que es sólo el tipo de pensamientos que tiene siempre. «¿Ahora quién me dará mis medicamentos?», pero no hay respuesta.
Sobre esto último, vemos dos realidades: nadie escucha, nadie presta atención a la demanda, lo que está sucediendo. De hecho, esto mismo es lo que nos demuestra el propio Arthur cuando intenta triunfar como comediante. En la intervención que vemos sobre eso, él no logra controlar su risa (por los nervios), y con dificultad logra contar un «chiste» en el cuál cuenta que su madre le decía que tenía que ir a la escuela para poder tener después con qué poder vivir, a lo que él le contestaba «no hay problema, seré comediante». Por un momento escuchamos risas y aplausos, y hasta descubrimos a la amable vecina que lo ha ido a ver a su presentación, misma que parece compartir con Arthur momentos agradables y hasta románticos. Sin embargo, llega un momento en el que se nos hace pensar si realmente compartía con ella esos momentos o sólo estaban en su mente (paranoia).
El hijo del padre desconocido
Ahora pasemos a la madre de Arthur. Una mujer ya entrada en años, notablemente enferma, quien se refiere a su hijo como Happy (Feliz). La devoción al cuidado de ella es más que notoria, tan es así que llegado el momento del Show de Murray Franklin, programa televisivo de entrevistas y comedia que ambos disfrutan, Arthur fantasea por un momento que está en la tribuna de los espectadores y que llama la atención del famoso conductor (interpretado por Robert De Niro), mismo que le felicita por ser un hijo ejemplar y que él cambiaría todo por tener un hijo como Arthur.
Penny Fleck, la madre de Arthur, insiste constantemente en que si «no ha llegado una carta para ella», cosa que nunca sucede en la película. En un momento, después de bailar en una tierna escena con su hijo, ella le pide que mande una carta que recién escribió a Thomas Wayne. Arthur, abre el sobre y descubre que, al parecer, él es hijo del millonario. Después de increpar a su madre sobre eso, cosa que nunca le había dicho, ella le asegura que cuando trabajó para la familia Wayne, tuvo un amorío con Thomas, quedando embarazada y que le hicieron firmar unos papeles para que no saliera a la luz pública esa información.
Arthur decide enterarse por sí mismo sobre eso y va a la mansión de los Wayne, donde conoce a un pequeño, que resulta ser Bruce. Después de hacer algunos intentos de comedia y magia para hacer sonreír al niño serio, es confrontado por un miembro del personal de servicio de la millonaria familia (¿Alfred?). Arthur le dice que sabe lo que sucedió entre Thomas Wayne y su madre, a lo que el hombre le dice que Penny estaba loca, que eso nunca sucedió, que incluso Arthur era un hijo adoptado por ella y que hasta había sido internada en el famoso asilo de Arkham. Cosa que molesta a Arthur y que le hace salir corriendo. Desesperado, decide ir al asilo a informarse sobre la veracidad de lo que han dicho, robando a un empleado del lugar el expediente de su madre.
Charles Chaplin: La triste infancia de un niño feliz
Cuando lee el expediente, Arthur descubre que en efecto su madre padecía trastornos paranoides narcisistas, que fue adoptado y lo peor: cuando era niño, había sido abusado varias veces por uno de los novios de su madre, llegando a presentar torturas físicas y severas contusiones cerebrales. Descubrimos entonces a una madre en sumo perversa, en una relación incestuosa indirecta con su hijo adoptado. Arthur regresa al hospital, donde tienen internada a su madre, ya que cuando pasó el asesinato de los jóvenes en el metro, la policía se enteró de lo que había sucedido sobre un payaso y una pistola en un hospital infantil y fueron a visitar a Arthur para interrogarlo, sin embargo, como no estaba, hablaron con su madre, quien enloqueció, cayendo y golpeándose la cabeza, provocándole una embolia.
Debemos resaltar algo que es muy importante, Joker es en sí un homenaje a Charles Chaplin. ¿Cómo? Vayamos por partes:
1.- Vemos la presentación de Modern Times (1936), escrita y dirigida por el cineasta y actor inglés.
2.- La música de Smile fue compuesta por Charles Chaplin y John Turner, tema que se usó en la película anteriormente mencionada, siendo hasta 1954 que Geoffrey Parsons le agregó la letra y el título.
3.- Chaplin sufrió una terrible infancia, ya que su madre estaba loca (siendo internada por él mismo en un hospital psiquiátrico), era pobre y enfermizo y sólo logró salir de esas situaciones tan precarias cuando «comenzó a hacer sonreír a la gente». De hecho, se sabe que su madre le decía lo mismo que Penny a Arthur: «Tu destino es hacer sonreír y a la gente».
4.- Y muy importante, cuando Arthur vuelve de Arkham con la verdadera historia de su origen y de la salud mental de su madre, antes de matarla asfixiándola con una almohada, él le dice una frase de Chaplin: «Antes pensaba que mi vida era una tragedia, pero ahora me doy cuenta que ha sido una comedia».
Lo importante es ser quien tú eres
Antes de asesinar a su madre, en la TV del cuarto del hospital, vemos que pasan el Show de Murray Franklin, donde el conductor exhibe el video de la presentación de Arthur, misma que termina por convertirse en una burla, ya que Murray dice «sólo porque él mismo se ríe ha de pensar que fue chistoso lo que dijo». Vemos también otra parte en la que durante la presentación, Arthur dice a su audiencia «antes, cuando era niño, les decía a todos que quería ser comediante, y se reían de mí, bueno, ahora nadie se está riendo». Cosa que Murray aprovecha para burlarse otra vez diciendo «en eso tienes razón, hijo».
Ahora bien, tenemos que volver con la trabajadora social, ya que cuando Arthur comete el asesinato en el metro, él le dice «antes no estaba seguro de si existía, pero ahora me doy cuenta que ya están hablando de mí». Eso es importante, porque nos habla de un yo fragmentado de un doliente Arthur, que en realidad no gozaba de una identidad real y menos al enterarse de los engaños de su madre, mismos que terminan haciendo que confronte al mismísimo Thomas Wayne en el baño del cine donde presentaban la película de Chaplin, recibiendo del millonario varias desmentidas y un buen golpe directo a la nariz.
Siempre recibes lo que mereces
Una vez que Penny Fleck fue asesinada por su hijo, él se encuentra ya en su apartamento, notablemente feliz, donde se está pintando el pelo de verde y comenzando a maquillarse el rostro, pues había sido contactado por la asistente de Murray Franklin para invitarlo al programa para ser entrevistado. Recibe la visita de dos antiguos colegas del trabajo, uno de ellos es el que le había dado la pistola (mismo que después mentiría diciendo que fue Arthur el que se la compró) y otro pequeño amigo (por enanismo). Al primero Arthur lo asesina brutalmente clavándole primero unas tijeras en el cuello y en el ojo, para posteriormente golpear su cabeza contra la pared varias veces. Aterrado, el otro compañero teme por su vida (presentándose quizá la escena más cómica y de auténtico humor ácido en la película), sin embargo, Arthur le perdona la vida diciéndole: «Tú fuiste el único que fue bueno conmigo». Ese acto nos habla de dos «raros» para los demás, siendo el pequeño individuo con quien Arthur se pudo identificar plenamente. Incluso hasta podríamos ver en el pequeño una suerte de acompañante terapéutico.
Después de un auténtico baile en unas escalaras y de ser perseguido por la policía hasta el metro, donde se ocasiona una trifulca entre los payasos del movimiento anti-ricos y los representantes de la ley, situación que le permite a Arthur escapar con toda tranquilidad, por fin llega a la entrevista con Murray. En el camerino, es visitado por el conductor del programa junto con otro asistente, éste último al ver que Arthur se encuentra disfrazado de payaso, se molesta y le pide a Murray que no permita que haga mucho para no alentar al movimiento. Sin embargo, Arthur les contesta que él no apoya a dicho movimiento, que incluso es ajeno, logrando convencer a ambos personajes de la TV. Pero antes de que se vayan del camerino, Arthur le pide a Murray si cuando lo vaya a presentar lo haga como Joker (Guasón), ya que nuestro protagonista le dice «después de todo, así me llamaste cuando pasaste mi presentación de comedia», a lo que Murray accede.
Arthur, ahora ya reconocido como Joker, hace su entrada triunfal al escenario con un baile excepcional y besando a una señora. Una vez ahí, él se queda mirando todo el set y contesta al burlón de Murray: «Es más de lo que me lo imaginaba». Confrontar la realidad. Murray le pide que cuente un chiste, a lo que Joker saca su libreta, misma que no pasa desapercibida por el comediante, quien se burla después de que el payaso soltara un «toc-toc». Joker cuenta un chiste que es «desagradable», recibiendo un reclamo de «eso no es chistoso». Después continúa con su dinámica del «toc-toc» (interesante porque el TOC lo conocemos como Trastorno Obsesivo Compulsivo) y confiesa haber sido quien mató a los jóvenes en el metro.
En ese momento, Joker comienza lo que será el discurso político-social de la película, en la que recrimina a Murray y a la audiencia de ser esa parte de la sociedad que se atreven a decir lo que está bien y lo que está mal, de lo que es lo correcto y lo que es lo incorrecto, señalando también que hay personas más importantes que otras (clara referencia a las clases sociales y a la lucha entre ellas: ¡Oh, Marx!); también confiesa que tiene un problema directo con Thomas Wayne (esto nos hace pensar en Taxi-Driver, donde hay un conflicto con un político). Después de una serie de gritos, Murray le dice a Joker: «Aunque te cueste creerlo, no todos somos malos», a lo que nuestro protagonista lo mira con profundo odio y le dice «Tú eres igual de malo. Tú eres cruel. Tú me invitaste aquí para poder burlarte de mí». Joker asesina a Murray delante de todos, camina hacia una cámara y trata de decir «y recuerden así es la…» y cortan la transmisión.
Sólo se necesita un empujón
Una vez arrestado Joker y mientras es llevado en una patrulla (escena memorable que nos hace pensar cuando Heath Ledger interpretando al Joker en The Dark Knight se escapa en una patrulla), él contempla a muchos ciudadanos destrozando cosas, cometiendo incontables acciones vandálicas, y por fin vemos que él lo disfruta. Pronto sería «rescatado» por otros del movimiento, mientras que vemos la famosa e icónica escena del asesinato de los padres de Bruce Wayne, cuando un tipo con una máscara de payaso intercepta a los tres en un callejón diciéndoles «tienen lo que se merecen». Joker queda siendo aplaudido por la muchedumbre, cosa que vemos como el factor social del delirio de masas y al mesías redentor.
Al final, nos topamos a Arthur siendo entrevistado por una psiquiatra, misma que termina asesinando, cosa que descubrimos cuando él sale caminando y dejando huellas de sangre, para terminar con una escena que nos recuerda a One Flew Over the Cuckoo’s Nest (1975).
Sin lugar a dudas, Joker rinde homenaje a un incontable número de películas, escenas, canciones (entre ellas Send in the Clowns de Judy Collins), distintas historias de los cómics de Batman, personajes, etc., pero nos deja con la tremenda pregunta: ¿por qué disfrutamos tanto la «apología» del crimen? No es que la película como tal lo sea, pero estoy perfectamente seguro que hay quienes han dicho «es que Joker tiene razón».
La sociedad actual muchos podrían decir que va de mal en peor, pero lo cierto es que la locura no es algo nuevo, ni siquiera la psicosis colectiva. ¿Eh? ¿Qué pasa cuando las grandes masas de manifestantes pierden el control de la situación? Terminan cometiendo actos vandálicos. La violencia interna se exterioriza, demostrando que se caen las resistencias de la represión y dan paso «a lo que realmente somos».
Para concluir, quiero que nos quedemos con algo que he insistido mucho en esta página: la importancia de la salud mental. Y para ello, cierro con algo que el «pobre» de Arthur Fleck dice: “Lo peor de tener una enfermedad mental es que la gente espera que te comportes como si no la tuvieras”. Y hay mucha gente que es peor, es decir, no expresan su malestar.