«El problema de nuestro tiempo es que el futuro ya no es lo que era»
-Paul Valéry
Queridos(as) lectores(as):
Quizá uno de los temas que más preocupan o al menos que mantienen a la gran mayoría de las personas pensando al respecto es el del futuro. Y no es para menos: la situación política global, la crisis económica, guerras, pandemias que van y vienen, etc. Son escenarios poco optimistas en muchos caso. Si bien es cierto que Karl Marx decía que el capitalismo para su supervivencia requería de la crisis, esto que entendemos como crisis es algo que se ve desde espectros muy subjetivos. ¿En qué momento, cada uno de nosotros, se identifica con la crisis? Justo cuando nos vemos afectados «ahora más que ayer».
Pero, ¿se puede hacer algo para atender el futuro de la mejor manera posible? A esto Cicerón decía: «No hay ventaja alguna en conocer el futuro; al contrario, es doloroso atormentarse sin provecho». ¿De qué nos sirve estar piense y piense en aquello que simple y sencillamente no tenemos idea alguna de si sucederá o no? Hace algunos años, cerca de donde vivo, había una señora que gritaba que «el mundo estaba llegando a su fin» a través de su recorrido por las calles. Un día, dejó de vérsele por la zona. Resulta que averiguando sobre ella, me enteré que ya había fallecido. En efecto, el mundo se acabó, el suyo.
El futuro y el control
Ya lo hemos comentado con anterioridad, pero me parece importante que tengamos muy en cuenta la realidad líquida y de inmediatez que estamos viviendo. Todo deprisa, sin pausas, de un momento. Dicen siempre que «nos falta tiempo», y es equivocado. El tiempo como lo medimos es justamente algo muy humano. ¿Quién tiene realmente control sobre ello? Hoy en día existe una «filosofía» sacada del bolso del consumismo que dice «aprovecha todo ahora y ya». Cierto: hay cosas que sólo se nos presentan una vez y que hay que aprovecharlas, pero de ahí a que nos queramos comer el mundo a mordidas, es desperdiciar la vida. No se trata de exagerar.
«No anheles impaciente el bien futuro:
mira que ni el presente está seguro»
-Félix María Samaniego
Uno de los terribles efectos que la inmediatez tiene sobre nosotros es precisamente un silencioso (e inconsciente) terror al futuro. «¡Hoy, hoy, hoy!, ¿y luego qué?». Mientras más conscientes somos de la desesperada necesidad que tenemos de control sobre las cosas, habría que analizar el porqué de ello. ¿Qué nos asegura tener control? Y por lo general contestamos eso con una «idea de», mas no con un hecho.
¿Qué prisa llevas?
Recién me hice con una copia de una interesante biografía. Karl Marx: ilusión y grandeza, de Gareth Stedman Jones (887 páginas). Al compartir con un querido amigo mi nueva adquisición, su reacción me pareció muy cómica: «¿¡En verdad vas a leer todo eso!?». Hay quienes tenemos un gusto particular por la lectura y hay quienes no, no hay gran cosa para entender eso. ¿Cuánto tiempo me llevará leer este tabique de libro? No tengo la menor idea. Quizá me vaya de corrido y lo lea en unas dos semana, quizá en menos días. O tal vez me tarde lo que queda del 2022 para ello. No lo sé, pero lo voy a leer. ¿Por qué existe esa tendenciosa preocupación por el tiempo que se le dedica a las cosas?

Vamos a pensar un poco usando el ejemplo del libro. ¿Qué podría hacer durante las 2 semanas que planteo como posibilidad para tardarme en acabarlo de leer? Ni yo mismo lo tengo claro. Lejos de la agenda que pueda tener con trabajo y compromisos varios, lo cierto es que no tengo ni la menor idea de lo que puede suceder. Libera al hombre de su manía de control y verás que se descontrola. Ahora bien, la idea de poder tener tiempo para leer este libro me resulta muy optimista. Porque ciertamente no todo depende de mí. ¿Pero me importa tanto ese tiempo y el quehacer pendiente como para no disfrutar una amena lectura? Ya habrá un momento y un sitio adecuado para la lectura. Quizá en la sala, en mi estudio, en el consultorio, en el metrobus… no sé. Pero me fascina la idea de dejar que las posibilidades se vayan cumpliendo sin tener que preocuparme por ello. Renunciar a la obsesión del tiempo por algo que uno disfruta hace de la experiencia algo todavía mejor.
De aquí a mañana, quién sabe.
Sea lo que sea y como sea.
Ya veremos qué hacer, si se puede hacer algo.
