¿No es lo mismo? Psicoanálisis a distancia

Queridos(as) lectores(as):

Desde que comenzó la pandemia del COVID-19 a nivel mundial, muchos colegas y yo hemos tenido ciertas complicaciones a la hora de trasladar nuestra clínica al mundo digital. Ciertamente «no es lo mismo» una clínica presencial y otra digital. Hay varias cosas que complican lo que conocemos como transferencia (pero también la contratansferencia), sin embargo, debemos entender que «a situaciones extraordinarias, medidas extraordinarias». Y claro, no es sólo eso.

Un colega, el Dr. Ricardo Carlino, médico y psicoanalista miembro titular de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires (APdeBA) y miembro de la International Psychoanalytical Association (IPA), escribió hace algunos años un libro titulado Psicoanálisis a distancia (2010), el cual cuenta con los pros y contras de nuestra práctica a distancia. En un momento, él habla del diálogo analítico, que reúne los componentes básicos del psicoanálisis clínico. Les comparto los mismos según él lo hace en su libro:

a. Verbal: palabras emitidas y enlazadas en una determinada sintaxis.

b. Paraverbal: entonación dada a las palabras.

c. Extraverbal: gesticulaciones, ademanes, conductas, risas, lágrimas, vestimenta y cualquier otra manifestación corporal que acompaña al discurso.

d. Cualidad transferencial configurada en la situación analítica: dependiente del signo de la transferencia <–> contratansferencia, del grado de resistencia y del adecuado trabajo interpretativo.

Ahora bien, algo que hay que resaltar es lo que se conoce como la sensación subjetiva, es decir, lo podemos traducir como «el estar ahí», lo físico, la posibilidad de contacto. La presencia del otro de frente, a un lado o atrás. Esto, evidentemente, resulta complicado sentirlo a la distancia. Sin embargo, sí se está ahí, porque el otro está presente, de un modo distante, pero lo está. Muchos aconsejan llevar el análisis en línea usando la cámara de la computadora o del celular, otros prefieren sólo tener apagada la cámara. Es una experiencia, justamente, subjetiva, pero hay que tener siempre en consideración la disposición tanto del analista como del analizando (paciente).

Durante mi formación como psicoanalista, un coordinador de seminario nos hablaba sobre la importancia de «aprender a escuchar con los otros órganos». El cuerpo habla, es un hecho innegable, lo que no se logra comunicar con la palabra encuentra la manera de expresarse con toda la realidad corporal.

Hace unos días, platicaba con un colega y me decía que había algo que ciertamente le incomodaba mucho en su clínica digital: el factor distracción. No sólo del paciente, sino también el suyo. Me parece que en la formación de compromiso que existe en la clínica presencial, hay algo que nos «obliga» a no perder la atención flotante, sin importar qué pase fuera del consultorio en plena sesión analítica. Pienso en que hay colegas que optan por ir al consultorio y atender a distancia desde ahí, y ciertamente eso puede favorecer el trabajo, pero hay quienes no pueden, y lo hacen desde sus hogares. Claro está que se busca un espacio indicado para ello, y es muy común que muchos psicoanalistas tengan un despacho o un cuarto de estudio que les sirve para ello. ¿Pero y los pacientes? Un colega compartía hace poco que uno de sus pacientes se tenía que ir a encerrar a su auto para poder tener su sesión, otro que incluso se iba a caminar tal y como si estuviera haciendo una llamada telefónica y otro, más asombroso, se subía a su motocicleta y se iba «a dar a vuelta» en plena sesión.

Para concluir este encuentro, quiero decir que definitivamente esto nos pone en una situación muy «nueva», mas no ajena a la experiencia posible. Pienso en muchos psicoanalistas que, mucho antes de la pandemia, ya tenían pacientes a distancia y que encontraron la manera de poder trabajar con ellos y les ha ido bien, sea lo que signifique eso y según quién. Pero como todo en la vida, la experiencia nos hace, así que no podemos cerrar las puertas a éste desafío y debemos comprometernos en ésta clínica digital. ¿Cuánto durará la pandemia? Caray, ojalá pudiéramos tener una respuesta, pero como dice una expresión muy mexicana, «es lo que hay, ni modo».

¿Nos queda de otra?

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