Queridos(as) lectores(as):
Les deseo un Año Nuevo con salud, esperanza, amor y mayores logros en todos los aspectos de sus vidas. Lamento haber estado ausente por un buen tiempo, pero tuve a mi papá un poco delicado de salud y éste tiempo de pandemia no ha permitido que se faciliten las cosas. No fue por el COVID-19, aun así ustedes saben que llegando a cierta edad, la salud se vuelve más y más frágil. Pero ya estamos de vuelta y con mucho entusiasmo de seguir compartiendo.
Perspectiva
El mejor consejo que les puedo dar, así como se los doy a mis alumnos, es que toda palabra debe «descubrirse» desde su propia etimología. Por tanto, perspectiva viene del latín perspicere, es decir, «ver a través de». Esto, si lo orientamos hacia nuestras vidas, entendemos que es una manera de » ver a través de las cosas», pero ojo, ver lo que cada uno de nosotros ve. Si decimos que el 2020 fue un año terrible, tendríamos que ver a través de qué lo vemos así: salud, economía, distanciamiento social, relaciones, trabajo, etc.
Por eso es que tenemos que orientar nuestra perspectiva teniendo en cuenta lo perfectamente subjetiva que es. Cuando decimos que «acabó el año», hablamos desde la perspectiva del hecho de los 365 días que han pasado, sin embargo, ¿para cuántas personas su año acabó al cerrar sus ojos por última vez? Ahora bien, cuando nos preguntamos todos sobre la perspectiva que tenemos sobre el 2021, tendríamos que empezar por preguntarnos por la que cada uno de nosotros tenemos, porque cuando hacemos que la perspectiva sea general, podemos encontrar mucha frustración. ¿Qué pasa si no es como otros decían que iba a ser? Bien dice el dicho popular «sólo sabe cuánto pesa el costal el que lo carga», por lo que no podemos descuidar en ningún momento nuestra vida, singular y auténtica.

Para que podamos ver a través de algo, tenemos que tener presente siempre nuestra propia realidad, sin dejarnos llevar por el pesimismo o por el optimismo, mismos que son polos opuestos y que pueden ser tremendamente perjudiciales. Hay que mirar a través de lo que es, lo que está pasando, lo que estamos viviendo. Así podemos tener mayor claridad. Es como cuando tenemos un problema de visión: para poder solucionarlo, hay que usar lentes con la graduación apropiada para cada uno de nuestros ojos. Tendremos claridad, pero cuidado con dejarnos deslumbrar.
Expectativa
Bien, cumplamos la sugerencia en el subtema anterior: expectativa tiene dos componentes léxicos de origen latino, ex- (hacia fuera), spectare (contemplar). Ahora que estamos situados ante la incertidumbre (o que más bien estamos más conscientes sobre la misma), la expectativa es justo aquello que es más probable que pueda pasar. Y volvemos al tema de la probabilidad. La probabilidad siempre irá ligada con la realidad, aunque claro, goza de un factor optimista, pero también de uno pesimista. Porque todo aquello que pueda llegar a pasar, pasará. Más o menos es de lo que trata la famosa Ley de Murphy.
¿Qué expectativa tenemos para éste 2021? La misma que hemos tenido los años pasados, me parece: que sea menos peor que el anterior o, en su defecto, que sea mejor. Es una espera válida, y volvemos a la subjetividad. En entradas anteriores comentaba que cuando una persona dice que «la vida es buena/mala» es a partir de su propia experiencia, de lo que ha vivido, de lo que ha padecido. Pero eso no hace que sea una verdad general. La vida es y será siempre vida, no podemos ni debemos negar absolutamente nada de lo que acontece en ella.

Vuelvo a preguntar: ¿qué expectativa tenemos para éste 2021? Aquí es donde cada uno debe responder desde la posibilidad propia, desde lo que se puede, desde lo que se tiene. Todos quisiéramos contestar que puras cosas buenas, que pasarán cosas maravillosas como el fin del COVID-19, que ya no haya contagios ni muertes, etc. Pero eso no depende de nosotros, al menos sólo queda que seamos responsables y empáticos cumpliendo con las disposiciones. Por tal razón es que la expectativa no debe desbordarnos ante lo que no hay posibilidades factibles.
Esperanza
Seguramente les hice ruido cuando dije que la esperanza puede ser negativa. ¿Qué acaso los pesimistas no tienen la esperanza de que pasen puras cosas malas? La esperanza se manipula, sin embargo, es un hecho que la esperanza es un acto de fe y de un fuerte contenido optimista. Sperantia (en espera).
Todos y cada uno de nosotros esperamos cosas buenas, sí, sin duda. Pero tenemos miedo de esperar que ocurran malas. Hace unos días me llegó un meme que, para serles franco, me dio risa pero sentí tristeza, el cual decía: hoy nadie dice «ya llévame, Diosito», porque se los cumple». ¡Qué tanto nos ha afectado esto que estamos viviendo! Pero, ¿tanto nos afecta que nos niega el deseo de seguir viviendo? No, realmente no es así, porque es cuando más se ha visto esa persistencia, ese impulso interior (que los vitalistas están emocionados porque de cierto modo se les cumple lo que decían), esa pulsión de vida que nos hace aferrarnos a la vida. ¿Y cómo lo hemos hecho? Acaso no se han visto más creativos en este tiempo? El acto de crear, según dice el Dr. Juan David Nasio, es el poder renunciar al objeto de amor perdido.

2021… y lo que venga.
Sea lo que sea que vaya a pasar, será como siempre: no lo sabemos. Podemos tener perspectiva, expectativa y esperanza, pero la vida sabe irrumpir e imponerse tal y como es. Lo mejor que podemos hacer es vivir, sea lo que sea, pues es parte de todo esto que está pasando. Cada quien deberá comprometerse con ello a la medida de lo posible.
Bien decía el filósofo de Tréveris, Karl Marx: «el tiempo es nuestro más grande valor, nuestro más grande tesoro». ¡Compartámoslo, pues! ¿Pero cómo? Haciendo comunidad, apoyándonos los unos a los otros, pero sobre todo, dejarnos apoyar. No está mal aceptar que no podemos con todo (¡ni siquiera tendríamos que!).
Les abrazo con amor y cariño, deseándoles mucha salud y que sus proyectos les traigan alegría. Les ofrezco mis servicios como psicoanalista (que son en línea, por el momento). Me pueden escribir a psichchp@gmail.com.
¡Los escucho!
